27 abril, 2011

He amado


He amado cientos de veces, quizás miles.

¡Es increíble que se necesite tanto tiempo para comprenderlo!.
¡En la vida se ama tantas veces y todas son distintas!
Porque ese amor que se siente es único, porque no hay una sola forma de amor.
He amado y me han amado.
Como hija y como madre. Como hermana y como amiga. Como compañera y como amante. Con admiración o con sorpresa. Con pasión o con ternura. Siendo quien protege o siendo protegida.
Y todos fueron amores profundos.
Hablo del que se siente en el pecho y en el alma. Un amor que aunque tenga fronteras no deja de serlo. Hablo del amor que puede haber hasta en un gesto.
He amado y me han amado.
Para eso venimos. Para comprenderlo.
Han secado mis lágrimas y me han arrancado risas.
He despertado alegrías en la vida de alguien.
He sufrido pérdidas, contado ganancias y en el balance sigo pensando que la riqueza que dejo es igual a la que me llevaré: lo que he amado y lo que me han amado.

Por eso, no te canses de amar. No te canses. Siempre sigue intentando aunque sea la última hora y  el postremo segundo. Ama como la primera vez, con la dependencia que conlleva. Ama con todo tu ser, con la mente, con las manos, con la voz y la mirada, pero no te pierdas la posibilidad de amar.

24 abril, 2011

Incinerando pecados


El humo de la chimenea del fogón mostraba voluptuosas olas de calor y ceniza. La leña parecía no ser la cantidad suficiente aunque la carne chirriaba en la parrilla sobre las brazas. Su frenética actividad no le había dado descanso desde las primeras horas de la madrugada.
Una ráfaga de viento le envolvió de humo la cara. En la mano derecha asía un atizador y debió limpiarse con el reverso de la mano izquierda el sudor de la frente.
Colocó un par de leños de quebracho por si se quedaba sin brazas. Una nueva brisa le trajo el olor de la carne aún jugosa a su rostro y le provocó aversión. Cerró la puerta metálica del fogón para no sentirlo. Estaba mareado pero la adrenalina lo mantenía despierto.

La imagen que se apoderó de su memoria, fue el momento en que la llamó para verla, para estar juntos. Unas palabras de amor, en el oído de una jovencita, eran suficientes para tenerla. Y ella vino creyendo en un amor no correspondido. La noche se hizo corta entre el alcohol y el sexo, hasta que su cuerpo quedo exhausto y su  mente aturdida, por eso le propuso un nuevo juego. Colocó el polvo blanco sobre un espejo, lo preparó y le ofreció. Pero no se movió y lo miró fijamente mientras él lo inhalaba. Cuando la convidó por segundad vez, ella imitó sus actos. Un repentino calor en todo su cuerpo la excitó, sus pupilas se agrandaron y sus pulsaciones latían desbocadas.
Para un jugador, cuanto mayor es la apuesta mejor es el juego… hasta que se pierde.
Y la noche se hizo más negra y el silencio más profundo. Y el pecado de tenerla muerta a su lado por su culpa.  Sólo el deseo furioso de borrar esas horas, de que ella desaparezca, de que todo esto nunca existió. Por eso trozó el cuerpo, por eso compró la leña, por eso tanto humo… sólo está incinerando pecados.

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17 abril, 2011

Para bien o para mal


Para Osvaldo Sanders (Actor)

Yo me conozco de otro tiempo,
de otro lugar y de otra vida.
Me conozco de la época
en que los sueños habían sido encajonados,
donde mis pies caminaban por tierra firme
en el seguro andar de la tranquila apariencia.
Y donde muy de vez en cuando, escapadas de esta voz,
dejaba  escuchar alegres carcajadas
mezcladas con lágrimas y penas.
Por esto, para encontrarme, debí huir primero de mi mismo.
La distancia no fue suficiente.
El tiempo tampoco lo fue.
La gente que pudo haber entrado y salido de esta vida
¿me ayudó?
o sólo fue ese personaje que se metió bajo la piel
y que una noche cualquiera dejo brotar mis emociones
convertidas en gritos, bronca, música y canciones.
Para bien o para mal
ahora siento que soy, me reencontré.

15 abril, 2011

Sueño


Los recuerdos surgen mezclados
en los sueños de la noche.

Recuerdos de sentirte,
latiendo, moviéndote distinto
en mi propio movimiento.

Recuerdos de tenerte
en mis brazos, durmiendo.

Recuerdos de las horas que pasé
mirando tu piel
y sintiendo tu aliento.

Pero cuando llega el día
y la luz desvanece esa red
tejida con deseos,
veo que ya no estas
y que yo,
yo ya no te tengo.

10 abril, 2011

Inteligencia emocional


Los espejos nunca se llevarían bien con Naldo, algunas personas tampoco pero ya estaba acostumbrado. Toda su vida había sido así y se sentía atrapado en un cuerpo que no le pertenecía. Cada tanto, alguien descubría que detrás de sus manos entumecidas o de su dificultad en el habla, era un ser humano con todas sus facultades intactas. Más de una vez sus conocimientos superaban a los “normales” de su entorno. Tenía una solidaridad que pocos se tomaban el tiempo en descubrir.

Había leído más libros que muchos mortales. Eran asombrosos sus conocimientos de literatura, historia, derecho y hasta manualidades. Había desarrollado la habilidad de hacer las cosas con otros métodos.  Lo más valioso de Naldo era su inteligencia emocional. La gente evitaba hablar con él y cuando lo hacía, lo trataban como un pequeño niño, por eso lo miraban sin ver y a veces no lo miraban. Llegaban a hablar de temas en su presencia como si no entendiese. 

Era un alma y una mente en un cuerpo equivocado.
A lo largo de los años conoció un puñado de personas que realmente lo vieron. A cada uno les conquistó el corazón y lo tuvieron como amigo. La meta que tenía en la vida, siempre fue sólo una, que lo tratasen como un par. Y en algunos momentos, oportunamente, sintió  con satisfacción que lo logró.

09 abril, 2011

Letras

Las palabras se escapan de la mano que escribe.
La mente las coloca cronológicamente y en su itinerario juega entre tachaduras, mayúsculas, gira en los párrafos, agiliza su trazo o se vuelve perezosa en una espiral, retomando el curso de una idea.
La frase que se dicta, parece transmitirse, en ocasiones con pesar y otras con fuerza.
La mano las imprime independientemente, suelta, sin escuchar que hay comas y puntos y tildes atrasadas y exclamaciones abiertas.

La mano que agilmente sostiene aquella letra, no quiere que le manden. 
La musa igual ordena.
Y así surgen palabras, relatos, poesías; 
un cuento que escondido en su nudo 
no tiene un desenlace que valga aún la pena.
Una frase perdida en un cajón espera 
aquel lazo que la encadene en la historia perfecta.
Y el campo de batalla donde todas se encuentran
es una hoja en blanco, donde no hay fronteras.

07 abril, 2011

Estado de Alerta

Había pasado un tiempo prolongado pero la sensación seguía, como esas enfermedades que nunca se van totalmente y nos ensombrecen las fiestas y los actos cotidianos.
El estado de alerta hacía que no durmiese ni de noche ni de día. Sus horas de sueño eran intermitentes. A veces, apenas podía dormir un par de horas y ni siquiera podía quedarse quieto en su cama.
En ocasiones, su insomnio le obligaba a levantarse, tomar un vaso de leche tibia o encender el televisor, sólo para escuchar otro ruido a su alrededor.
Salía a la calle siempre atento, observando cualquier detalle o movimiento extraño, como un ultimátum. Pero no siempre fue así, hubo un antes y un después. Un día que marcaría la diferencia. El día que entraron a su casa,  por la noche, a robarle, pero en el intento también le robaron la vida de su mujer. Vió sus caras. Los denunció. Y después de eso aparecieron las amenazas telefónicas y escritas. Le pintaron la fachada de su casa para señalarle que él también estaba marcado y que lo seguían. Los aprietes. La causa judicial que no camina. Y los asesinos que se jactan y que pasan frente a él y lo observan.
Después vino el silencio que era más aterrador que las palabras. Era la calma que antecede a la tempestad, pensaba. Esa calma que a uno no le agrada. Por eso por las noches escucha ruidos. Desde los autos que circulan por la calle o el sonido del viento o la madera de los muebles crujiendo por el cambio de temperatura nocturna... no lo dejan dormir. Vive en estado de alerta. De noche y de día. Con un dolor inhumano o más que humano. El pasado nunca se va. Porque durante el robo se llevaron todo lo que tenía: su mujer, sus valores, sus ganas de vivir y... también su sueño.

06 abril, 2011

Amor a primera vista

Se atrajeron desde la primera vez que se cruzaron en el curso. Como un presagio, que no advirtieron, su primer diálogo fue una discusión sobre cultura. Él comenzó a acercarse en los descansos de las horas de estudio, para compartir un café o un cigarrillo. Ella le hablaba de igual a igual, ignorando la diferencia de vivencias. Él la atrapaba con sus historias y relatos detallados de otros continentes y otras costumbres. Ella tenía veintidós años repletos de inocencia. Él con un cuerpo delgado y joven, le duplicaba la edad.

A los ocho meses que se conocían él por primera vez le dio a entender algún sentimiento. Ella se rió y dijo una frase inusual, creyendo que el elogio no era real. Pero él siguió esperando. Esperando el día, la hora, el lugar para besarla por primera vez.
Ella buscó mil excusas para alejarse y alejarlo. Utilizó desde mentiras, pasó por el desprecio y hasta llegó a simular que lo ignoraba, refugiándose en el estudio y el trabajo. El buscó mil excusas para seguir cerca. Caminaba cientos de metros de más, sólo para acompañarla unas cuadras, aunque fuese escoltada por muchas compañeras y compañeros de estudio.
Un día, él le contó todos los detalles de su vida, le hablo de lo mejor y lo peor, sin esconder ningún claro-oscuro. Hablaba a mucha velocidad y todas las palabras tardaban en ser absorbidas por ella. No escondió nada, ni su condición civil ni su resolución de separarse. La decisión ya estaba tomada.
Pasaron demasiadas tormentas.
La primera vez que se amaron, tuvo la dulzura que ella necesitaba por primera y la ternura que él no recordaba desde la última vez. A solas el mundo no existía. El mundo eran ellos. Fueron luz y fuego. Fueron pasión y piel serena. Fueron todo para el otro. Ella podía ver sus ojos claros aún en plena oscuridad. Él sabía el lenguaje de su piel aún dormido.
Después de tres años, decidieron vivir juntos, pero seguían existiendo demasiadas tormentas. La vida les dió dos hijos, hasta tuvieron una época que fueron felices, realmente felices. Pero cuando la tormenta exterior pareció calmarse, otra tempestad se instauró entre ellos.
Ella dejo de ser su princesa. Ella no sentía tener un lugar principal en la vida de él. Ella no soportaba sus celos y sus críticas. Él quería que ella siguiese siendo la misma persona que había conocido a pesar del tiempo transcurrido. Él no entendía por qué ella lloraba en la soledad de la noche. Ambos habían tenido que abandonar sueños personales que después de quince años pesaban en el debe.

Un día, lo que quedaba se rompió con un torrente de reproches.
Desde hace años no comparten la misma casa.
Solamente les queda el recuerdo, de saber, que alguna vez... amaron.

A modo de prólogo

Los hechos pueden no ser reales,
las emociones si.


Cuando somos jóvenes solemos escribir desde versos hasta historias fantásticas. Muchos lo hemos hecho.
Luego llega una etapa de la vida en que replegamos esa costumbre, algunos avergonzados de nuestra intrepidez, otros considerándola pura sensiblería, pocos perduran atesorando el don de la escritura. Pero cuando el reloj de nuestra vida nos marca la mitad del tiempo transcurrido nos replanteamos todo aquello que dejamos de hacer y que nos fascinaba. Allí volvemos sobre nuestros pasos perdidos.

Podría decir que en estos relatos breves no hay historias completas, son imágenes instantáneas donde se reflejan sentimientos.

Aquí puede que encuentres la misma sensación pero con otro rostro, en otro lugar y por diferentes motivos.

Seguramente tuviste una impresión semejante en algún momento de tu vida.
Solamente te invito a recrearla.